Desde un punto de vista hegeliano en las pinturas de las cuevas de Altamira (Santillana del Mar, Santander. España), y en especial en sus bisontes, se encuentra ya todo el arte. A partir del momento en que fueron pintados, los especialistas los fechan en el periodo Magdaleniense, en torno a los 14.500 años, en el llamado Estilo III; el Arte empezó a despegar toda su potencia creativa y expresiva; dicho de otra manera; la cueva de Altamira es el bing band del Arte.

La técnica empleada por aquellos creadores para lograr sus fines estéticos fue la siguiente: primero grababa con buril el contorno de los animales que después resalta con negro manganeso, raspándolo y sombreándolo si es preciso.

Más tarde, el pintor selecciona los rasgos esenciales que identifican la especie, aprovecha las formas y protuberancias naturales de la cueva para encajar sus figuras, adquiriendo así, algunas de ellas, volumen y relieve.

Y aquí se plantea una cuestión tan importante como si le experiencia estética (sea lo que esto sea) se produce sólo ante el original y no la copia, elemento bastardo y falsificador del arte… pero esto será para otro post.
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