Va a ser una de las mejores exposiciones del año, lo que significa que todo aquel que este interesado mínimamente en el arte, y tenga la oportunidad de hacerlo, no debiera perderse esta exposición.
Esta extraordinaria muestra puede entenderse como si de una gran superproducción hollywoodense se tratara; tanto por los medios puestos para su concreción, como por, y esto es lo realmente importante, las obras expuestas. Pocas veces habrá la oportunidad de ver reunidas y dialogando de la manera que lo hacen estas pinturas.
Monet y la Abstracción es una exposición de tesis; es decir; hay una comisaria –Paloma Alarcó- que tiene una idea sobre el arte y su desarrollo, y, gracias a los medios puestos a su disposición, hace realidad su teoría.
¿Cuál es la propuesta expuesta? Una francamente sugestiva y que ha conseguido plasmar con contundencia: la influencia que ejerció Claude Monet en la obra de la primera generación de expresionistas abstractos norteamericanos, entre los que figuran los nombres más destacados de ese estilo: Jackson Pollok, Mark Rothko, Willem de Kooning, Sam Francis o Joan Mitchell; pero que también se ha extendido en el tiempo a través de las obras de Gerhard Richter o Robert Ryman. Es preciso recordar que no será hasta la década de los cincuenta cuando Monet sea reivindicado con fuerza por ese grupo de pintores agrupados bajo el epígrafe de ‘expresionistas abstractos’, pues ellos contemplaron su producción desde una fresca y nueva mirada, y en ella supieron encontrar nuevos caminos expresivos. Hasta entonces, el pintor francés era considerado como un artista desfasado, con una producción igualmente anacrónica, debido en buena parte al auge de las vanguardias constructivas, el fauvismo y el cubismo. En este nuevo orden de cosas no sería descabellado considerar a esos artistas y la corriente en la que están inscritos como ‘impresionistas abstractos’.
El que Monet ejerciera esa fascinación e influencia en los expresionistas abstractos americanos, y después por extensión en todo el informalismo, hay que buscarlo en la obsesión del pintor francés por captar el instante, siempre presente a lo largo de su trayectoria artística y agudizada en los últimos años de su vida. De ahí a la abstracción no hay más que un paso; y para comprobarlo basta observar toda su fantástica serie de nenúfares, por no mencionar esos portentosos lienzos a gran tamaño de su jardín de Giverny. Tener la oportunidad de ver todas esas obras es un regalo para los sentidos.
Señalaba que esta es una ‘exposición de tesis’ –algo que en si mismo no es necesariamente malo o peyorativo-, y ello queda reforzado ante la confesión de la comisaria de que todas las obras de los artistas que acompañan a Monet han sido elegidas expresamente: eran esas las que se querían y no otras; y ello con el fin de reforzar el concepto del cual ha partido la iniciativa de esta muestra. Evidentemente esto tiene un claro peligro: la de considerar las pinturas como meras ilustraciones, donde lo importante es el discurso del comisario de turno. Felizmente esto no sucede en esta ocasión, y ello es debido a la potencia expresiva de las piezas seleccionadas.
De entre lo mucho y bueno que hay no me resisto a señalar algunas obras que merecen ser destacadas, como son las de Willem de Kooning, las tres impresionante obras de Joan Mitchell, la primera obra abstracta de Ellswort Kelly, Rothko, Adolph Gottlieb, Maria Elena Vieira da Silva, Richter o Cy Twomly.
Lo dicho, una exposición para ver.
Qué: Monet y la Abstracción
Donde: Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid
Cuándo: hasta el 30 de mayo de 2010
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Hace 12 años
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